
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es un templo de tres naves, separadas por arcos de medio punto que descansan sobre pilares, mientras que en la cabecera se dispone la capilla mayor, flanqueada a la derecha por la capilla de la Virgen de Consolación y a la izquierda por la sacristía. Adosada a la nave de la Epístola se halla la capilla sacramental, a la que se accede por un gran arco de medio punto, y a los pies de la misma nave se sitúa la capilla bautismal, de menor tamaño que la anterior. Por último a los pies del templo aparece el nártex, con espacio superior para el coro, que ocupa la mitad del espacio del primero de los arcos, y al que se accede por una escalera lateral situada en la nave del Evangelio. La nave central se cubre con artesa de madera a dos aguas, a un agua en las laterales, mientras que en el crucero aparece una bóveda vaída, que es de medio cañón en el ábside y el crucero; las capillas sacramental y bautismal se cubren con techumbre plana. De esta somera descripción inicial del edificio parroquial se desprende ya a primera vista una gran amalgama de elementos constructivos diversos, de épocas y estilos diferentes, que se explican por ser el resultado de un largo y complejo proceso constructivo que se extiende desde al menos el siglo XVI hasta prácticamente nuestros días.

Puede afirmarse que el airoso campanario es el elemento arquitectónico más característico de la iglesia parroquial, porque su considerable altura permite que se divise desde lejos, y reconocer así el emplazamiento del templo en un entorno urbano muy abigarrado. Inspirada en las espadañas conventuales y colocada a eje con la antigua portada principal a los pies del edificio, que consiste en un sencillo vano de medio punto entre dos pilastrones, la torre de campanas presenta un diseño muy clásico, en el que predomina una acusada verticalidad, destacando asimismo poderosamente el contraste de la policromía de sus paramentos, con la que se le ha dotado en las últimas restauraciones, con el blanco de la cal del resto del edificio.
Entre los años 1974 y 1975 se llevó a cabo una importante obra de restauración en el templo parroquial, tras la oportuna autorización del cardenal Bueno Monreal, quien contribuyó personalmente al coste de las mismas. Fue entonces cuando se procedió a derribar el viejo coro, que databa del siglo XVIII, y posteriormente en 1992, siendo párroco fray Dionisio Ruiz se construyó otro de pequeñas proporciones, que sería definitivamente ampliado en la etapa parroquial de fray Jesús Colombo, resultando un espacio con escalera lateral de acceso en la nave del Evangelio, quedando el nártex resultante en la parte inferior como vestíbulo o entrada a la iglesia; se aprovechó entonces para construir también el nuevo órgano, pues el primitivo fue destruido diez años antes, constituyendo el actual un magnífico instrumento que pasa por ser de los mejores que existen en los templos de la comarca. Por último, para completar nuestro recorrido por el templo, añadiremos que en el año 2004, siendo párroco fray Jesús Colombo, se ha colocado un nuevo zócalo de mármol rojo que recorre todo el interior del templo, a excepción de las capillas sacramental y bautismal.
La Hermandad celebra en este templo parroquial sus Cultos previos a la romería, así como cada misa de mes y actos durante el año.
